Sunday, February 14, 2010

La Bicolor se agiganta y seguía perfecta en casa

Honduras 3, Canadá 1

11 de Octubre del 2008


La Selección Nacional dio un paso de oro hacia a la hexagonal final venciendo a Canadá. La Bicolor era líder del grupo B.
 
Me quito el sombrero por este equipo. Ibamos a paso perfecto en casa y para esta Honduras, jugando así, su destino era la hexagonal final. Estaba seguro de que el fútbol premiaría su enésimo intento de clasificar a un Mundial, esta vez al de Sudáfrica 2010.
Vivimos un susto, una agonía, pero así es mejor. Terminamos de fiesta. El 3-1 ante Canadá es justo y más que merecido.
El equipo catracho salió convencido de que no ganar en casa era como una tragedia. Y con un claro concepto e inteligencia salió a jugar sin complejos ante un adversario que peleó hasta el final.

Orden, solidez en la mediacancha, ráfagas de buen fútbol más desdoble y efectividad fue la idea que los nuestros defendieron. Sólo hubo un pecado: muchas intenciones colectivas terminaron en nada.

Pero merece un párrafo especial el gran capitán Amado Guevara. Qué partidazo se gastó el "Lobo". El volante inundó de fútbol el mediocampo, fue la bujía perfecta, protagonizó sociedades por todos lados, con idas y vueltas espectaculares.

Precisamente Amado verticalizó por el centro, habilitó como un gran maestro a Wilson Palacios. Éste, con fantasía, se quitó a Andrew Hainult y habilitó a Walter "Pery" Martínez, quien no desentonó, como un acróbata conectó la pelota de pierna derecha y superó al arquero Iars Hirschfeld. Era el 1-0, minuto 7. El estadio Olímpico vibró, fue impresionante.

Como una fiera herida, Canadá nos fue a buscar; por ratos incluso nos puso a temblar, pero Víctor Bernárdez y Osman Chávez fueron una muralla.

Muchos reprocharán que no jugamos bien, que casi no generamos muchas oportunidades de gol, pero es mejor jugar así y terminar ganando y no soportar las decepciones de antes.

En la segunda parte Canadá impresionó, sabía que era matar o morir. Entonces arriesgó y todo le salió. Iam Hume ejecutó un tiro libre, Kevin Mckenna le ganó por alto a los centrales catrachos, su cabezazo dio en el horizontal y al rebote Andrew Hainult sólo llegó a tocar el balón al fondo de la red. Era el 1-1, minuto 52. Había vuelto el fantasma al Olímpico. Era momento de demostrar de qué Honduras estaba hecha y la Bicolor no tomó ese gol como un drama, reaccionó como las selecciones grandes. Después de varios intentos fallidos de Pery Martínez, Carlo Costly se inventó un misil y desde 35 metros anidó la pelota en el ángulo izquierdo. Una joya.
Era el 2-1, minuto 60. Venga esa celebración, ese desahogo. Así el trámite del juego se volvió más intenso, el adversario se destapó y Costly continuó siendo protagonista, pero sin certeza. Wilson Palacios tuvo el tercero en sus pies, pero presionado por Andrew Hainault falló y mandó el balón suave al costado derecho del arquero. El mismo Wilson mandó un derechazo, pero el arquero tapó bien.

Fue Hendry Thomas, luego de un gran desborde de Dani Turcios por derecha, que marcó de palomita el 3-1 al 90. Sentenciado, señores: triunfo de oro. No sellamos la clasificación, pero somos los líderes del grupo B y, jugando así, la clasificación estaba como en el bolsillo. Ahora los Jamaicanos nos esperaban.

Ramón Show

Honduras 2, Jamaica 0

10 de Septiembre del 2008

La Bicolor nuevamente nos puso a celebrar. Anoche derrotó 2-0 a Jamaica y con un triunfo en el próximo juego casi aseguraba el pase a la hexagonal.

¡Qué lindo lo que estabamos viviendo!, decia en ese entonces "por favor pellízquenme y díganme que esto no es un sueño."

Honduras volvió a imponerse y aquella noche espantamos todo tipo de fantasmas, derrotamos a la siempre temible Jamaica y nos consolidamos en la segunda posición del grupo B de las semifinales en las eliminatorias a Sudáfrica 2010.

El calor insoportable no importó, la incomodidad en el estadio tampoco fue inconveniente y cómo no, si la hinchada vio a su Selección triunfar.

Ramón Núñez vuelve a mostrar su calidad. Ratifica el buen momento que vive y fue el iniciador de esta linda faena hecha por los guerreros catrachos.

El partido no fue nada fácil. La Bicolor siempre fue al frente, el cometido de mantener la pelota en su poder lo cumplió; sin embargo, el rival nos quiso matar con su juego fuerte y no nos daba espacios.

Lucas Shelton nos asustaba con un fuerte disparo a los seis minutos. Fue de lo poco que hicieron los visitantes.

No fue un primer tiempo espectacular, fue bueno, Honduras manejó el balón con criterio y el recurso para anotar el gol que utilizaba, parecía el correcto, pero ése no era el antídoto que necesitábamos para vencer a los "reggae boyz".

¡Llegó el gol!

El inicio del segundo tiempo fue halagador. David Suazo la tuvo en los primeros tres minutos de reanudado el partido, pero Donovan Rickets lo evitó.

Tuvo que aparecer aquel pequeñito que nos devolvió la vida en Montreal anotándole a Canadá los dos goles del triunfo.

Ése que llegó a Honduras con 18 años pidiendo una oportunidad para vestir la camisola de la Patria que lo vio nacer, aunque no lo vio crecer.

Ramón Núñez se volvió a bañar de gloria cuando a los 59 minutos en una gran jugada del que se ha convertido en su socio, David Suazo, desbordó por la banda derecha, se comió varias marcas y centró a ras de piso, Carlo Costly la recepcionó y vio solo a "Ramoncito" quien con un recorte perfecto se acomodó el balón y de zurda puso un riflazo que dejó tendido al gigantón Rickets, fue lindo, Honduras comenzó a ganar y así terminaría el juego, celebrando. Ricardo Gardner nos puso la "piel de gallina" después de un disparo que se estrelló en el horizontal. Pero eso se quedó en solo eso, un susto.

70 minutos y David Suazo volvía a ser protagonista. El atacante del Benfica fue derribado por el arquero jamaiquino y Moreno no dudó en sancionar el penal. El que más partidos tiene con la Selección, el capitán Amado Guevara, se encargó de fusilar a Rickets y poner a saltar a los más de 38 mil espectadores que llegaron al Olímpico.

La historia se escribía y esta vez no era sobre lágrimas, era sobre un gran triunfo que nos ponia con un pie en la hexagonal.