Puerto Rico 2., Honduras 2
La Selección de Honduras clasificó a la segunda ronda de la eliminatoria mundialista al empatar 2-2 con Puerto Rico, después de haberlos goleado de local.
El atacante hondureño David Suazo, anotador del primer gol, se lamentó por haber igualado ante la representación caribeña. "Yo pienso que al final supimos aumentar el ritmo que fue importante porque nos ayuda a pasar, aunque no fue una mejor Honduras; pero esto nos da la pauta que en el próximo encuentro debemos ser más determinantes".
Durante el encuentro, la Bicolor fue insistente con ganas de ganar con un mayor marcador, pero no se pudo.
La Pantera declaró que eso se debió a que los boricuas siguieron las instrucciones al pie de la letra.
"Ellos estuvieron bien paraditos, hicieron excelente su trabajo. No todos los juegos son iguales y Puerto Rico nos demostró que en las eliminatorias va a ser todo más difícil".
Esto quizás es desconcertante, inaudito y hasta podríamos decir ridículo. Honduras llegó a Puerto Rico con los motes de un equipo potencia en el mundo, con fulgurantes figuras en el concierto del fútbol, pero en el estadio Juan Ramón Loubriel no demostró eso, vivió de la renta de haber goleado 4-0 en casa y se vio mal ante un equipo puertorriqueño que tuvo pundonor y no le importó que ni siquiera en su propio país le tomaran tanta importancia como a los catrachos, que recibieron el crédito de ser los principales actores de la obra e invitaron a la afición boricua a ver a los Suazo, Rambo, Wilson y demás, pero se llevaron la sorpresa de que quienes pusieron el espectáculo fueron sus compatriotas.
Acciones
El central guatemalteco Walter López dio el pitazo inicial y los hondureños se abalanzaron sobre su rival para liquidar la serie y dar por muerto de una vez por todas a su contrincante.
Rambo la tuvo a los cuatro minutos. El volante del Génova de Italia recibió un pase de su colega del Inter de Milán, David Suazo, y mandó un disparo que se disipó en el aire y no representó nada para el marcador.
Honduras, con una actitud más sobrada que de costumbre, comenzó a mover los hilos del partido, con los que se fue enredando después de la primera anotación a favor de la Bicolor.
Pero los locales dieron una muestra de que se estaban haciendo respetar en su casa, que no iban a ser mofa de nadie. A los nueve minutos, el atacante Megaludis puso un disparo suave que se fue desviado del arco de Noel Valladares. Eso era el presagio del desastre defensivo que se avecinaba. Para calmar los ánimos de los boricuas, los catrachos comenzaron a intentar. Y fue a los 22 minutos que se rompió el cristal para que llegaran los goles. Jugada de laboratorio de Honduras. Rambo la inició, le dio un pase preciso a Carlo Costly y éste se la devolvió para que el porteño centrara. David Suazo llegó despejado, sin marca y de cabeza inauguró el marcador para pensar que se vendría la goleada. Suazo hizo su cuarto gol consecutivo con la Bicolor. A los 31 minutos, el mejor del partido por los boricuas, Christopher Megaloudis, puso el empate en una confusión y mala coordinación de la defensa catracha. Los aficionados no lo podían creer; le estaban ganando a una "potencia" de la Concacaf.
El susto boricua se asomó a los 40 minutos. En un desborde por la banda izquierda, nuevamente quedaron evidenciadas las falencias enormes de la defensa catracha luego de que les ganaran la banda; en el rezago estuvo atento Petter Villegas, que con un excelente toque puso a ganar a su equipo. Honduras caía ante una selección que se encuentra en el sótano del ranking. Era preocupante lo que pasaba.
La salvación
El paso por los vestuarios fue determinante para que Rueda ordenara el equipo y por lo menos evitamos la derrota. Wilson Palacios salvó el honor de Honduras luego que a los 51 minutos, en una agradable jugada con David Suazo, pusiera el empate definiendo con gran categoría ante la salida de Boss. Nos esperaba un camino complicado ante México, Canadá y Jamaica. Ahora sí se veia más complicado porque nos quedaba un mes para corregir errores que si los cometemos en el próximo encuentro el 20 de agosto ante México en el Azteca, podriamos haber terminar llorando. Dimos el primer pasito, sufriendo, pero lo dimos.
